La mirada del aguila

La mirada del aguila

Escribiendo, escribiendo

Escribiendo, escribiendo

Escribiendo, escribiendo letras de un loco perturbado,
que vive en un mundo de cerebros masturbados.
Quizás no haya un mañana y es por eso que cada acción de hoy cuenta para siempre.
Sabias letras infames que buscan y hurgan en la nada,
porque al final
todos somos nada, somos un gran frigorífico.
Rumbo maquiavélico, todo es una calle de un solo sentido.
¿Quién está equivocado? ¿Quiénes se sienten humillados?
Muy pocas cosas valen la pena,
la pena de sufrir, de aguantar, de estimular.
Muchos son los oídos necios, pocos los que asimilan sabiduría.
Veo la ignorancia, la inocencia en sus creídos ojos, al final: ¿Quién era el ignorante?
Mausoleo que llaman ciudad, el cual esconde toda la verdad, de nada me sirve contarla, de nada me sirve enseñar, pues nadie quiere aprender.
Escribiendo, escribiendo líneas que se las lleva el viento; todos saben que tenemos poco tiempo.
Todo el sistema es la gran madre, el humano llegó lejos, pero los cimientos son de sangre y tortura, que no es la tuya, por eso no te importa, por eso no sufres, por eso nadie se entera.
No hay animal más salvaje que el humano. Cerebro putrefacto.
Todos vivimos en un rebaño y los lobos están engordando.

Escribiendo, escribiendo la historia que jamás se contará, escribiendo un futuro que nunca veré, es muy corta la distancia que recorreré, porque ya no estoy aquí, ya me fui, ya no existo y todo seguirá su marcha, la muerte de uno no es final para nadie, pues a nadie le importa.
Recorro un bosque con árboles sangrientos, con árboles resecos, con árboles muertos, no encuentro el sendero y estoy harto de buscarlo, estoy cansado de volverme hielo.
Extraños matices de imágenes inesperadas, se vuelca todo el mundo sobre mí.
Espérame que allí voy, espérame que solo falta un trecho.
Sigo pisoteando puercos, maldito zoológico al que vine a parar, todo mi pasado se va a borrar, no queda otra que escapar, el silencio me va a matar, tumbas ocultas bajos mis pies.
Baile frenético que se enreda en tu sien.
Escribiendo, escribiendo sin querer decir nada, sin querer aclarar nada, sin dejar nada.
Escribiendo, escribiendo estupideces que nadie lee, que nadie aprecia,
a veces me contento con no volver,
con no volver a empezar, con no volver a contar, pues todo ya está:
escrito.

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