La mirada del aguila

La mirada del aguila

Somos eclipse

Somos eclipse

Solo quiero tenerte desnuda
para que los segundos sean perpetuos
y acariciarte con mi boca
meticulosamente,
muy lentamente,
apoyando mis labios
en cada milímetro de tu piel.

Que el mundo espere
no me importa nada,
sólo sentirte estremecer,
tus manos me rasguñan
marcando mi espalda en su vaivén
pero no me voy a detener,
siento este hambre voraz
de hacerte enloquecer.

Tengo la necesidad de hacerte mía,
para que no tengamos
que escondernos de la vida,
ni lamentarnos por reprimir
nuestra osadía.

¡Que todo arda!
que nuestros besos fundan el acero
y la madera cruja,
en movimiento.

Somos eclipse en nuestro universo
orbitando en el más intenso calor
somos la luna y el sol
cuando hacen el amor.

Seducción de dos latidos

Seducción de dos latidos

En esta arena,
donde el cristal del lago golpea,
la luna se mira al espejo
y la sensualidad
busca liberarse completa.

Cuán fatal puede ser un beso
cuando con hambre
se manifiesta el deseo.

Seducción de dos latidos
la noche vive,
no es más inerte
pues entre las piernas.
un volcán emerge

La ropa sobra,
esta demás
y son tus ojos penetrantes
que me dicen…
¡por favor ya no más!

La saliva quema,
el decoro ya no cuenta,
las puntas de los dedos,
están en guerra,
batallando
por conquistar
la desnudez pura de la piel
allí donde el amor
nos transformará
en un solo ser.