La mirada del aguila

La mirada del aguila

A mi manera (2004)

A mi manera (2004)

En mi solitario mundo no había lugar para nadie más,
sólo me acompañaba mi “locura”
y me sentía aislado de los demás,
pero también me sentía vacio y triste, muy triste.
Sigo enamorado de la vida, porque entendí
que la hora siempre está cerca y que cada paso nos acerca,
hacia el fin, hacia el último suplicio.
Siempre supe que ella estaba afuera, pero tuve miedo de salir
porque allí afuera es frío y cruel, es un lugar tan frívolo en donde reina el rencor.
Pero seguí y sigo, porque descubrí que soy valiente a mi manera
y soy fuerte como para soportar la tempestad,
la intensidad de la maldad que corona al mundo.
Enojado tal vez, yo vivo en mi propio mundo, vivo en mi “locura”,
pero la busco, la quiero encontrar, a ella
la que me entiende, la que me hace suspirar,
y que hace divagar mi mente con su imagen.
Esa es mi mujer, la que hace que la desee todos los días y a toda hora.
Sólo busco ser feliz y llenar este vacío que atormenta mi vida
sin lastimar a los demás, porque conozco las heridas
y sé que es feo, muy feo.

Sentimiento (2003)

Sentimiento (2003)

Un sentimiento encontrado
en un viejo baúl olvidado.
Viví muchas fantasías,
pero tú eres mi única realidad
y soy tan incrédulo, que no creo soñar.
Dios es mi amigo, nos hizo encontrar,
un sentimiento vivo, quiso desbordar.
Vigorosamente, libre, en mi pecho está
el suave consuelo que tu boca me da.
Ya eres parte de mi cuerpo,
porque lo siento día a día
y no me puedo quitar la imagen de tus piernas
ni la textura del delicioso manto que cubre tu ser.
Sentimiento,
las líneas de tus curvas y el aroma de tu sexo.
Amo tus orejas cuando se enfrían
y tus pómulos cuando sonríes,
la forma de tus senos y la bravura de tu cerebro.

Cómo no querer besar tu ombligo
y pasar mis labios por tu cintura.
Sentimiento,
cómo no derretirme cuando gimes en mi oído,
cómo contenerme cuando palpitas sobre mi
y tu cuerpo se retuerce y se eriza de placer.
Sentimiento,
me desvanezco al recibir tu gentil abrazo
que es mi refugio y mi eterna compañía.
Necesito acariciarte siempre,
necesito saber que estás allí.
Me enloquece el juego de tu lengua con mi oreja,
te deseo, te amo, porque aún puedo verte junto a mi
y porque gracias a ti
este sentimiento olvidado volvió a latir.

La entrega equivocada (2002)

La entrega equivocada  (2002)

Sus párpados se humedecen y no es la lluvia,
su mente pasea por un paisaje estruendoso,
teñido de rojo carmesí.
Sus pies ya parecen como incinerados,
es hora de volar, de navegar
por estrellas incandescentes que explotan en la tempestad.
Corriste muy rápido, demasiado para tu cuerpo,
te olvidaste de que la vida no es un juego,
es todo perversión, humillación.

Ella lo esperaba a los pies del acantilado,
suplicaba por su corazón esclavo,
esclavo, pero sin amo, sin dueño;
y esta criatura alada, extraña,
sólo perturbaba su sueño, su delirio, su ilusión.
¿Acaso creíste que te esperaría por siempre?
Y lo volviste a intentar, volviste a suplicar,
y volviste a practicar el perdón.
Rogaste por todo lo que ser humano posee como don y no es amor.
La embaucaste, te engañaste y te despedazaste.

Ella salta y emprende su propia aventura,
él sigue flotando por lienzos de fantasías,
se cree perpetuo, se cree obsceno, perfecto,
pero es sólo es alucinación y ella ya no está,
se desvaneció en un recuerdo que no es amor,
parece temor, pero solamente es un desvarío.
Ella levitó, su espíritu se esfumó
se entregó por completo y no fue a él,
a aquel llamado infiel.

Ese… (2002)

Ese… (2002)

Aquel hombre lloró por todo aquello que no vivió,
se sentía lastimoso por lo que se perdió,
el tiempo pasa y las heridas quedan, estoy solo, pensó.
Sin una brújula, sin ninguna guía, la existencia cruzó.
Su propia hipocresía lo enfureció, la monotonía,
la propia avaricia, su propia navaja lo lastimó
¡qué patético el llanto de un hombre fuerte que ahora llora como un niño!
No pudo superarlo, pero tuvo que soportarlo,
porque su propia enfermedad no curó.
Destinado a no ser santo, enjuiciado a no ser salvo, una lágrima derramó,
pero fueron varias, muchas, incontables.
Durmió en su propio pecado y con la lujuria en sus manos,
su sangre derramó, pero nunca se dio por vencido,
y ella lo perdonó.