Cuando la valentía te hace libre
Sé el por qué de tu mirada,
pues te han lastimado
y conoces en demasía el sabor del dolor
y la cara amarga de la desilusión.
Siempre te entregaste honesta
en espíritu y carne,
y tu piel se estremecía
cuando una caricia
con disfraz de sincera
recorría por tu humanidad.
Las noctámbulas horas desveladas
conocen bien la esencia de tus lágrimas,
cuando en tu soledad lastimada
rompías el silencio en llanto,
clamando por respuestas,
y refugiándote en tu fe.
Y así buscabas el consuelo
en los lugares equivocados,
acercándote a esos corazones
que también fueron maltratados.
Hurgabas en tu interior
buscando responsables,
te sumergiste en las blasfemias
y siempre te encontraste la culpable.
Pero la luna llena
se impone radiante al vacio infinito del espacio,
¿por qué no lo harías tú
al enfrentarte al terrible vacio de sus pasos?
Tanto te buscaste,
hasta que te viste fuerte,
todavía estabas entera,
pero antes no lo sabías,
pues tus ojos se cegaban
por la herida de tu alma
la cual no te dejaba contemplar
tu valentía como espada.
Esa misma que blandiste
contra lo tenebroso de la incertidumbre,
aquella que el temor en tu vida
hizo costumbre.
Y fue así que aprendiste a los muros derribar
para seguir a la esperanza del sol
dando cada paso sin dudar.
Hoy miras al futuro
y te sientes afortunada y viva
ni el rencor, ni el miedo, ni el dolor
forman parte de tus días,
porque con optimismo y osadía
disfrutas del más grande logro en tu vida,
tu familia.
