La novela de la vida, de la existencia,
es larguísima y se escribe sola.
El destino nos lleva a nuestra propia destrucción.
Desde el principio hubo guerras
y para terminar con guerras se hicieron más guerras.
Nacemos y morimos ese es todo el misterio.
Enfermedad, hambre, sed, odio, violencia, violación,
marginación, discriminación, pobreza, crucifixión,
raptos, secuestros, incendios, inundaciones, tornados,
volcanes temblores y políticos.
Todo es el argumento de esta novela
llena de sacrilegios y pecados, blasfemias y oro sagrado.
¿Qué podemos cambiar los que no tenemos poder?
Nada, sólo resta esperar.
Vivimos para votar,
vivimos para ser gobernados y maltratados.
La carne es débil, la humanidad estúpida y confusa.
Todo se convierte en suicidio premeditado por todos nosotros.
Primera guerra, segunda guerra y quizás la tercera guerra mundial,
¿qué podemos esperar? nos van a matar.
Con armas químicas, con armas de un calor sin igual, así, nos vamos a suicidar.
Porque es nuestro destino y no lo podemos cambiar, porque está escrito
en la extensa novela de la humanidad,
y así, la vida es una enfermedad.
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